domingo, 20 de junio de 2010

E S C A M A S

Hoy el asfalto ha dejado de reptar y de latir, hoy las baldosas son piel de cocodrilo a medio coser a mis zapatos. Hoy el alquitrán no es más que la epidermis de las serpientes que mudaron de disfraz y de voz y de cuerdas vocales; y el corazón por cartuchos de sal y de tinta y de pólvora y de hielo seco; y el alma de terciopelo por viento de lija y papel de fumar con demasiadas caladas.


Hoy el cielo ha vendido la Luna por unos gramos de Sol falso y Vía láctea de segunda mano y por unas cuantas estrellas con los plomos fundidos.
Hoy el cielo saca su lengua, bífida y violeta y llena de los moratones que las mentiras graparon a cada puñado de tiempo. Y en la noche de la garganta sólo hay abismos y pozos de esófagos y laringes y jugos gástricos rezumando fluorescentes y lo que queda del ayer de alcohol.

Y ayer los ojos se cerraron en nubes y nublaron la vista a los pájaros y a las pirañas, que los párpados ya cayeron con las ojeras del otoño y los lagrimales se invirtieron para no secarse y dejar de engañar al invierno.

Así sólo quedan retinas de farolas con apagón mundial sin Baby- Boom ni Stop cambio climático.
Así las pupilas palpitan rojas en sus líneas de aviones que ya marcharon. Y el iris perdió su arco de lanzar miradas verdes y ya sólo guarda globos de polución sin helio ni nada noble, y sin recuerdos de voces chillonas ni de risas azules.

Por eso sólo queda un mañana lleno de escamas romas y oxidadas por la desconfianza y las palabras que perdieron el sentido y las que ocultaron los interrogantes. Y, llenas de eco, las admiraciones resuenan y gritan mudas una y otra vez en cabezas demasiado llenas de obsesiones y paranoias como para dejar de pensar.

Por eso mañana el vacío sólo hará barricadas en las nucas marcadas con esvásticas, por eso sólo amanecerán despiertos los que imaginaron laberintos para las pesadillas.

Y así este enorme reptil de muros de hormigón y cristales rotos sin faquir que los trague vuelve a ponerse en marcha. Y las antenas y las chimeneas aguantan la respiración y todo se apaga y se enfría y la escarcha nos hace saltar las lágrimas y nos hiela la soga al cuello.
Y entonces el marionetista de los hielos y la absenta vuelve a convertir en Zig-Zag esta vía de tren sin motor ni estaciones, ni indios ni bandoleros enmascarados.

Sólo una terrible e infinita cola de angustia y agobio y la velocidad punta de una tortuga sin concha y el ansia de lanzarse de esta vida sin límite de velocidad.



Pero siempre nos quedarán bocanadas de besos y dejar de respirar y flotar a dos metros sobre el suelo y no detenerse a reflexionar o a dejar de sorprenderse.

Y girar y girar y girar y girar...

4 comentarios:

  1. Me encanta :P

    "Por eso sólo queda un mañana lleno de escamas romas y oxidadas por la desconfianza y las palabras que perdieron el sentido y las que ocultaron los interrogantes."

    Muuuuuy chulo ^^

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