sábado, 18 de septiembre de 2010

Cuentos de Tren VIII (La Verdad)

Si quieres yo te explico en que consiste el misterio. Como funciona la maquinaria de cada grano de segundos de playa o como hacen las olas para ser interminables. Te contaré con detalle como hace el cielo para no repetirse y que empuja a una estrella a suicidarse en un brillo fugaz para entregar un deseo a los mortales.
Después de ésto comprenderás como tres gotas de veneno despedazaron a la víctima mientras dormía. Y como la muerte talló para ella los sueños más preciosos de un bloque de nada, antes de tomar su alma entre las palmas abiertas de sus manos y llevársela al otro lado. Donde nadie recuerda haber estado y donde sólo el silencio en los labios de todos hace que no olvides que alguna vez estuviste vivo.

Tras estas palabras lo oculto saldrá de detrás de la oscuridad y de las máscaras y de las cajas de trucos de magia. Entenderás el ansia de las salamandras de fuego que se esconden en las burbujas, y que aguantan la respiración para no hacer estallar su jaula de cristal hacia la superficie.
Cuando termine de hablar, los poderes enigmáticos del caracal, la niebla y la Luna se mostrarán como un libro abierto, en un lenguaje de motas de polvo que sólo tú y yo guardaremos en el interior.

Cuando todos los secretos sean diseccionados meticulosamente, vislumbrarás el precioso mecanismo de engranajes de mordiscos y caricias que hace seguir la vida hacia adelante, y que tira del cordel del aire para hacer girar los vientos.

Así, con todos los parches de enigmas descosidos comprenderás la más atroz de las verdades. La verdad que ni mil ríos de tinta podrán llegar expresar con palabras, de la que nacen los sabios y mueren los genios. La que hace que yo hable y tu escuches sin conseguir respuestas a nada. La que mueve la música en los oídos y la pintura en sus lienzos y la que atrapó al explorador en sus propios mapas.
Esa verdad es que jamás podremos explicar un misterio en el que hemos sido inyectados, jamás podremos abarcar el mundo con los brazos abiertos sin que no falte un hueco para nuestras propias costillas. Y siempre quedará una matriusca escondida en la siguiente.
Que cuando eso ocurra sólo quedará lo inmóvil y los folios en blanco. Y no habrá relatos ni canciones de amor ni gritos vengativos al infinito.

Y cuando todo se sepa y no haya razón para seguir viviendo y sólo el tiempo se eche de menos en sus tiempos pasados y rece por que los siguientes sean mejores. Entonces, sólo entonces, todas las estrellas se lanzarán del firmamento en busca de alguien que desee no saber nada.

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