miércoles, 1 de diciembre de 2010

Otra mañana

Otra mañana repleta del parpadeo de yunques, otro amanecer con ganas de atardecer y de telarañas de sábanas. Otra vez el colchón de faquir grapado a mi dolor de espalda y los martillazos adictos a mi dolor de cabeza. De nuevo una mañana en la que no paran los sueños a ráfagas ni los bostezos de repetición. Simplemente otra mañana.

Otra vez ese viento helado de agua oxigenada y esa noche medio desteñida que no termina de hacerse invisible. Otra vez la jodida corriente de fantasmas que se chocan contigo sin mirarte siquiera, pensando que aún te pueden atravesar, con sus cadenas de escaleras mecánicas y su purgatorio de estaciones de metro. Otro tren harto de su ruta establecida, enganchado a los intentos de trompos y tirabuzones. Y mi estómago vacío le sigue con vueltas de campana de aroma de café.
Otro vagón dudoso de avanzar, que se sienta a pensar en la oscuridad. Otra vía recta con ganas de reptar.

Y se repiten las filas. De nubes y de árboles y de muros garabateados de graffiti . Y de mentes en día nublado, almas en bosque sin caminos y corazones buscando su propio color.

Todo continúa su curso interminable y continuamente colapsado. El tiempo se atasca y corre a trompicones y los segundos me resbalan de las sienes y se me pegan a las suelas de los zapatos. Me gritan que pare, que quieren observar el paisaje, disfrutar de la vida que pasa con ellos tras la ventana. Que quieren acabar con el ogro del destino, con sus antorchas de relojes de arena y con sus garrotes viles de manecillas giratorias; que ahorcan poco apoco hasta azular la piel del cielo y hacer salir a la Luna de su órbita.
Y mientras tanto el agobio y la agonía de querer seguir durmiendo empaña los cristales y el vaho de la inconsciencia me corre las persianas de pestañas. Las retinas se apagan y se vuelven a apagar, parpadeando con cada uno de los estertores del despertador.

Así que vamos a echar el ancla en el fondo del pecho, que ya se oyen los tesoros marinos de tu recuerdo de ojos verdes y arena de mejillas de aguas cristalinas. Y tu melena de arrecifes de coral me hace encallar sin solución.
Así, finalmente, las palabras son arpones y quieren cazar a las ballenas de tus deseos, hasta que sólo queden tus abrazos de sirena silenciosa flotando a la deriva, hasta que me atrapes para siempre. Hasta que de nuevo, otra mañana de resaca de pesadillas y de náuseas de insomnio, tu marea me empuje a seguir despierto.

6 comentarios:

  1. Brutal daniel ya sabes!
    y ese que dijiste que me ibas a dedicar?? para cúando!!!!!!? xDDDD

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  2. jajaja toda la razón, aver si este puente me releo las frases que me dejaste y el texto de la servilleta y te lo escribo XD

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  3. jaja me suena algo de eso! en Berlín no? o fue con la discusión sobre los cementerios!?

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  4. Todo eso se te pasa por la cabeza cuando despiertas al mundo cruel? quizá si lo recitases al mundo, se te abirían las puertas del paraiso matutino, merecido sería, y dicho queda, si no quieres que te piropeen deja de escribir! :P

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  5. ya sabes que sólo me gusta hacerne de rogar XD

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